En la edición de hoy Estamos ‘quedados’ en tributación al cigarrillo, dice estudio Tobacconomics, y Las mujeres también son víctimas invisibles del tabaquismo.

Las mujeres también son víctimas invisibles del tabaquismo

En el desempeño de sus diferentes roles, ellas terminan afectadas por el consumo y al asumir su papel de cuidadoras del enfermo, sacrifican sus condiciones económicas y sociales.

De los cerca de tres millones de fumadores que hay en Colombia, algo más del 25 por ciento (755.085) son mujeres y pese a ser las que menos consumen, son múltiples los impactos que tiene el tabaquismo (1).

“Tradicionalmente, en las discusiones sobre los impactos económicos y sociales del tabaquismo se ha prestado atención a los costos que esto representa para la economía, en su conjunto, dos puntos porcentuales del Producto Interno Bruto (PIB) del país, aunque en la distribución de estos costos las mujeres suelen llevar la peor parte”, comentó Blanca Llorente, directora de investigación de la Fundación Anáas. Las mayores afectaciones por el consumo de tabaco en mujeres están en la salud, pues como gran enemigo tienen a las enfermedades cardiovasculares, no solo entre quienes consumen, sino también en las fumadoras pasivas, es decir, quienes están expuestas al ‘humo de segunda mano’ (2).

Las dolencias en salud no solo son las de tipo cardiovascular, pues el tabaquismo está asociado con cáncer de pulmón y otros tipos de cánceres que afectan gravemente la salud de las mujeres, como el cáncer cervical (3).

Vale la pena mencionar que en el documento ‘Las mujeres y la industria tabacalera’ se destaca que las campañas de marketing de esa industria se dirigen a las mujeres, a través de mujeres “y vinculan falsamente el consumo de tabaco con conceptos de belleza, delgadez, sofisticación, prestigio, emancipación, libertad, romance y atractivo sexual”, dice la publicación

Otra arista de la problemática del tabaco en su afectación a las mujeres (esta vez de forma indirecta) está en la convivencia de ellas con un fumador que puede ser la cabeza de familia y principal aportante de ingresos a la economía del hogar.

“Si ese fumador enferma o queda con alguna discapacidad permanente y pierde sus capacidades laborales, esa mujer pasa a desempeñar el rol de cuidadora, mientras la economía del hogar resulta impactada por la merma en los ingresos, de forma transitoria o permanente”, agregó Blanca Llorente.

En las cuentas del Dane, se tiene que el cuidado y apoyo a las personas tuvo en 2017 un valor económico tasado en $32.170 millones, de los cuales 24.521 millones fue aporte de las mujeres, una contribución que no es reconocida.

Los diversos impactos sobre los derechos de las mujeres que se dedican al cuidado de personas dependientes “restringe notablemente la posibilidad de las mujeres de contar con ingresos propios, de buscar opciones en el mercado laboral, de participar plenamente en la política y en la sociedad, al mismo tiempo que las relega de la protección social”, dice el documento ‘Tiempo de Cuidados: Las cifras de la desigualdad’, publicado por el Dane y ONU Mujeres.

Además, en las poblaciones vulnerables, como las ubicadas en las zonas de frontera de Colombia, se ha encontrado que alrededor del 80% de los cuidadores de pacientes con enfermedades crónicas, como las causadas por tabaquismo, son mujeres.

Como daños acumulados, están el desvío de los recursos económicos del hogar para la atención del enfermo (gastos catastróficos) y las afectaciones a la empleabilidad futura de las cuidadoras. Este efecto dominó termina alimentando la pobreza y la marginación.

Referencias

(1) Dane, Minjusticia, Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas

(2) STOP, Las Mujeres y la Industria Tabacalera

(3) Cuidadores familiares de personas con enfermedad crónica en las regiones de frontera colombiana: perfil y carga percibida de cuidado http://www.scielo. org.co/pdf/rfmun/v62n3/v62n3a8.pdf

Estamos ‘quedados’ en tributación al cigarrillo, dice estudio Tobacconomics

Muy pocos países pasaron las evaluaciones hechas a los países sobre cuatro materias relacionadas con los impuestos al tabaco y Colombia no fue la excepción.

Colombia tiene un mal desempeño en precios y asequibilidad de los cigarrillos en comparación con otros países de la región, aunque la estructura del tributo es buena, concluyó el estudio Cigarette Tax Scorecard, dedicado a la investigación de las políticas de impuestos al tabaco en más de 170 países y publicado por el grupo de investigación Tobacconomics.

Para entender mejor el tema, el estudio calificó el desempeño de los países (donde 5 es la nota más alta), pero casi todos están rajados en ponerle impuestos a los cigarrillos. Del total de los países analizados, aproximadamente la mitad obtuvieron menos de dos puntos sobre cinco y han reportado pocos avances en los últimos seis años.

La puntuación tiene cuatro componentes: el precio absoluto de los cigarrillos, los cambios en la asequibilidad, la participación fiscal del precio y la estructura fiscal utilizada.

Así, cada país recibe una puntuación para cada componente, además de una puntuación general. Para el caso de Colombia, de la calificación máxima posible el país logró 2,38 y a pesar de ser levemente más alto que el promedio de la región, es apenas la mitad de la nota lograda por los que fueron calificados como de mejor desempeño en el tema.

Discriminando los renglones de evaluación el país sacó 4,5 en participación fiscal del precio y 4 en estructura fiscal utilizada, mientras que se rajó en precio absoluto de los cigarrillos (1) y perdió (sacó 0) en cambios en la asequibilidad.

Para el resto de los países analizados, las calificaciones mejoraron en 89 países y empeoraron en 43, lo que indica que la atención por el tema es precaria, pese a ser una buena fuente de tributos y, sobre todo, una herramienta para reducir el consumo y, por ende, mejorar las condiciones de salud de la sociedad.

El estudio analiza los informes mundiales sobre el control del tabaco de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para calificar a los países en una escala de cinco puntos, por lo que entrega una evaluación confiable a los responsables de la formulación de políticas.

Por otra parte, mientras se complican las rentas de los países como consecuencia de la pandemia y se buscan recursos para morigerar el déficit fiscal, “la reforma e incremento de los impuestos al tabaco ofrece una forma rápida y fácil para que los gobiernos produzcan los ingresos tan necesitados para una recuperación económica”, propone la publicación.

Las calificaciones para el conjunto de países quedaron así: el puntaje general promedio pasó de 1,85 a 2,18 entre los años 2014 a 2018, respectivamente; el promedio de 89 países que mejoraron pasó de 1,57 a 2,34, mientras que el promedio de los países que empeoraron bajó de 2,63 a 2,08 en el período anotado.

Cigarette Tax Scorecard destaca la labor realizada en Bahréin, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Kirguistán y Filipinas, donde se reportaron los mayores progresos en cuanto a la tributación de productos de tabaco.

Ahora, los conceptos sobre el trabajo en políticas de impuestos califican a Europa como la región con el desempeño más alto, pero (al parecer) “puntuó apenas por encima de la mitad de los puntos que se pueden obtener; la mayoría diría que esto es una nota reprobada”, reportó el estudio. Esto quiere decir que los países que han sido líderes, aún han hecho poco.

Finalmente, los resultados del estudio Cigarette Tax Scorecard indican que la mayoría de países no están imponiendo impuestos a los cigarrillos de manera efectiva y destaca que los impuestos a este producto son el camino más efectivo para minimizar los impactos negativos sobre la salud y la economía causados por el consumo de tabaco.

“La mejor manera de lograr esto es a través de impuestos específicos selectivos uniformes a los cigarrillos, que representen al menos el 70% del precio de venta y que se ajusten automáticamente por la inflación y por el crecimiento del ingreso”, recomienda el estudio.

Los invitamos a que vean el podcast: Colombia frente a 170 países: ¿Cuál es la brecha en impuesto al tabaco? Con la participación de German RodrÍguez, miembro del equipo de Tobacconomics, que produjo el informe

 

Precios de cigarrillos: suben por encima de la inflación, pero no es suficiente.

Es un hecho conocido que la demanda de cigarrillos es inelástica al precio. Es decir, que los cambios grandes en los precios producen modificaciones pequeñas en la cantidad consumida. La adicción a la nicotina y la lealtad de marca son características que permiten a los productores de cigarrillos adoptar ciertas estrategias de precios, que no serían viables para empresas en otros sectores.

Por ejemplo, en tiempos de desaceleración económica, ante una caída de las ventas, es muy posible que las tabacaleras suban sus precios para compensar con una mayor ganancia por unidad esos menores volúmenes. Los resultados del índice de precios al consumidor (IPC) del último año sugieren que esto es precisamente lo que ha ocurrido en Colombia. Mientras el nivel general de precios tuvo un comportamiento muy discreto, con una inflación de apenas 1,6% en diciembre de 2020, los precios de los cigarrillos aumentaron en ese mismo periodo un 8,1%.

Este incremento durante el último año no se explica por presiones fiscales (ver la línea punteada que describe la contribución de los aumentos del componente específico del impuesto al consumo). Por el contrario, como se observa en el gráfico los impuestos aportaron muy poco al crecimiento de los precios desde 2019, a diferencia de lo ocurrido en 2017 y 2018. Vale la pena anotar además que los precios de los cigarrillos en el IPC no reflejan el comportamiento de las ventas ambulantes, que históricamente han sido el principal canal de distribución en Colombia y cuyos precios suelen aumentar por encima de los de supermercados y otros canales formales.

Como consecuencia de la política de precios adoptada por las tabacaleras, al ajustarse a un impuesto al consumo más alto, los precios reales de los cigarrillos han mostrado un aumento sin precedentes: una variación acumulada de 67,7% entre diciembre de 2016 y febrero de 2021. Y aún en medio de la desaceleración económica en el contexto de la pandemia, los precios reales aumentaron 7,5% entre diciembre de 2019 y febrero de 2021.

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Este documento fue posible gracias a una subvención administrada por la Unión Internacional Contra la Tuberculosis y Enfermedades Respiratorias (The Union) y financiada por Bloomberg Philantropies. El contenido de este estudio es responsabilidad de los autores y bajo ningún caso debe considerarse que refleja el punto de vista de The Union o de Bloomberg Philantropies

 

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