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Alcohol, cáncer y políticas efectivas: evidencias recientes de la Agencia Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC)

Beatrice Lauby-Secretan, Líder del Grupo de Manuales de Prevención del Cáncer del IARC / Subdirectora de la Rama de Síntesis de Evidencia y Clasificación IARC.

El alcohol causa cáncer

El consumo de bebidas alcohólicas está profundamente arraigado en muchas culturas alrededor del mundo. Sin embargo, su consumo también está relacionado con alrededor de 200 problemas y enfermedades de salud, incluido el cáncer. En 1988, la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) concluyó que la ingesta de alcohol causa cáncer en varios órganos del cuerpo, incluidos los cánceres de boca, garganta, esófago, colon, hígado y mama. A pesar de ello, el consumo de alcohol ha aumentado en varias regiones del mundo en las últimas décadas, y solo una fracción de la población es consciente de que el alcohol puede causar cáncer. Por ejemplo, una encuesta realizada en Europa mostró que solo cerca de la mitad de los participantes conocía esta relación.

¿Quiénes desarrollan cáncer por consumo de alcohol?

A nivel mundial, en 2020 se atribuyeron al consumo de alcohol 741.000 nuevos casos de cáncer, lo que representa el 4% de todos los casos de cáncer, siendo la mayoría en hombres (78%). Los tipos de cáncer con mayor número de casos atribuibles al consumo de alcohol fueron el cáncer de esófago (190.000 casos), de hígado (155.000 casos) y de mama en mujeres (98.000 casos).

Es importante señalar que los cánceres relacionados con el alcohol también pueden desarrollarse en personas que beben de forma moderada. El consumo elevado de alcohol (más de 6 bebidas al día) y el consumo riesgoso (entre 2 y 6 bebidas al día) representaron la mayoría de los casos el 47% y 39%, respectivamente. No obstante, la categoría de consumo moderado (hasta 2 bebidas al día) representó 1 de cada 7 casos atribuibles al alcohol, y el consumo ligero (menos de 1 bebida al día) aún causó un estimado de 41.300 nuevos casos de cáncer en 2020. Por lo tanto, no existe un nivel seguro de consumo de alcohol en lo que respecta al cáncer.

Reduzca su consumo para disminuir su riesgo de cáncer

Está comprobado que reducir o abandonar el consumo de alcohol disminuye el riesgo de cáncer. Un Grupo de Trabajo de expertos internacionales convocado por la IARC concluyó que, en comparación con el consumo continuado de alcohol, la reducción o el abandono del consumo disminuye el riesgo de desarrollar cáncer en la cavidad oral y en el esófago, y que dicho riesgo disminuye con el tiempo desde la cesación del consumo. Para otros tipos de cáncer asociados al alcohol (cáncer de garganta, hígado, colon y mama), el efecto de la reducción o cesación del consumo es menos claro.

Los daños que el alcohol causa en el cuerpo y los mecanismos biológicos mediante los cuales produce cáncer están bien documentados. Por consiguiente, el Grupo de Trabajo también identificó los mecanismos mediante los cuales se revierte el daño una vez que se deja de beber: hay una disminución rápida y eliminación del acetaldehído formado en el tracto aero-digestivo superior y en el colon; asimismo, los daños que el alcohol causa en los intestinos y los cambios en el microbioma intestinal se revierten tras la cesación; y finalmente, hay una disminución en las alteraciones del ADN y el daño genético causados por el alcohol.

Políticas eficaces sobre el alcohol para reducir su consumo

En 2024, otro Grupo de Trabajo de expertos internacionales fue convocado por la IARC para evaluar el impacto de las políticas sobre el alcohol en la reducción del consumo a nivel poblacional. El grupo concluyó que diversas intervenciones en políticas públicas pueden lograr una disminución en el consumo de alcohol. Estas incluyen:

• Intervenciones que aumentan los impuestos, los precios mínimos o la edad mínima para comprar o consumir alcohol.
• Intervenciones que reducen la densidad de puntos de venta de alcohol, o los días u horarios de venta.
• Prohibiciones estrictas en la comercialización del alcohol.
• Prohibiciones totales de venta de alcohol.
• Monopolios gubernamentales u otras intervenciones coordinadas y múltiples sobre la política del alcohol.

Varias de estas políticas ya se aplican en casi todos los países que permiten la venta de alcohol, como los impuestos especiales a nivel nacional y la edad mínima legal para comprar o consumir bebidas alcohólicas. No obstante, algunas otras políticas aún son poco comunes y podrían implementarse para reducir el consumo de alcohol y los daños asociados. Además, los países de ingresos bajos son menos propensos a haber adoptado políticas específicas sobre el alcohol en comparación con los países de ingresos medios y altos.

👉 Conozca más detalles sobre esta investigación publicada en 2025 en:
La perspectiva del IARC sobre los efectos de las políticas de alcohol en la reducción del consumo de bebidas alcohólicas

Tratamiento de personas con trastorno por consumo de alcohol

La medida más eficaz para prevenir los daños relacionados con el alcohol es reducir su consumo. Sin embargo, las intervenciones para reducir o abandonar el consumo entre personas con trastorno por consumo de alcohol pueden contribuir a reducir el consumo a nivel poblacional y prevenir los cánceres asociados. Los servicios especializados pueden identificar a personas con consumo riesgoso de alcohol y ofrecer intervenciones psicosociales breves, como educación sobre los daños del consumo, consejos para reducirlo, retroalimentación comparativa con el consumo de otras personas, y entrevistas motivacionales. Además, los pacientes con trastorno por consumo de alcohol pueden recibir tratamiento psicosocial a largo plazo, con o sin farmacoterapia.

🗣️ ¡Llamado a la acción!

Con la iniciativa SAFER, la Organización Mundial de la Salud ha destacado cinco estrategias que pueden ayudar a los gobiernos a reducir el consumo de alcohol y las perjudiciales consecuencias sanitarias, sociales y económicas asociadas. Estas incluyen la fiscalidad y la fijación de precios, la reducción de la disponibilidad, la prohibición de la comercialización de bebidas alcohólicas, la detección, las intervenciones breves y el tratamiento; y la aplicación de medidas contra la conducción bajo los efectos del alcohol.

Las políticas eficaces sobre el alcohol pueden reducir el consumo de alcohol si se implementan y aplican correctamente. Para abordar la carga del cáncer vinculada al alcohol, se necesitan esfuerzos coordinados para contrarrestar la desinformación, aumentar la conciencia, fortalecer los mensajes de salud pública e implementar políticas efectivas para reducir su consumo.

 

Lo que dice la prensa

Esta sección ofrece acceso a registros oficiales de medios de comunicación de Colombia como resultado de la gestión de prensa realizada por el equipo Reset Alcohol. Consulte publicaciones de prensa, notas de televisión y entrevistas radiales las cuales generaron reflexiones en torno a los daños del uso del alcohol, en el mundo y en el país, y las medidas más costo efectivas para su prevención.

 

                   

Por: PROESACentro de Estudios en Protección Social y Economía de la Salud – Universidad ICESI

Un pensamiento promovido, incluso por algunos gobernadores, es que se deben consumir más bebidas alcohólicas para financiar el sistema de salud. Si bien en Colombia existen impuestos que gravan este consumo y parte del recaudo se destina al sector salud, esta idea no contempla todos los costos económicos, sociales y ambientales derivados de dicho consumo. Anualmente, el alcohol es responsable de la muerte de más de 10 mil colombianos. En términos económicos, los problemas asociados a su consumo cuestan como mínimo el 1.5% del PIB.

Es un catalizador de violencia y genera muchos más problemas que no suelen tenerse presentes en el imaginario colectivo. Los impuestos al alcohol son una de las medidas con mayor respaldo científico para reducir su consumo y, con ello, los daños asociados. Sin embargo, en Colombia estos impuestos no están diseñados con ese objetivo. Su estructura varía según el tipo de bebida y las tarifas no son lo suficientemente altas como para generar un efecto disuasorio significativo. Un ejemplo claro de esta realidad se encuentra en el estudio publicado por el Centro de Estudios en Protección Social y Economía de la Salud (PROESA) de la Universidad Icesi y la Fundación Valle del Lili, donde se analiza la evolución del recaudo de los impuestos a las bebidas alcohólicas entre 2012 y 2024, con un enfoque territorial.

El estudio muestra que el consumo de alcohol en el país ha crecido en los últimos años, de hecho, el dato más reciente corresponde al mayor nivel registrado, pero que los recaudos asociados a este consumo representan una proporción cada vez menor dentro de los ingresos departamentales. En el caso de la cerveza, la bebida alcohólica más consumida, mientras que el consumo creció cerca del 50% en los últimos doce años, el recaudo por litro apenas aumentó un 13%. En el caso de los licores, a pesar de que el consumo también aumentó, el recaudo por litro disminuyó. Así, se evidencia que el diseño tributario actual no capta adecuadamente la dinámica del mercado ni cumple su potencial preventivo y recaudatorio.

Cuando se propone una reforma a los impuestos al alcohol orientada por objetivos de salud pública, suele surgir la pregunta sobre su impacto económico, en especial sobre el empleo. Otro estudio de PROESA se dedica a analizar este aspecto. Se estima que el sector de bebidas alcohólicas en Colombia tiene 471.518 empleados. De estos, el 96% se concentra en actividades comerciales y apenas el 4% en la manufactura. Además, el 88.2% de estos trabajadores no cotizan pensión, lo que indica una alta informalidad, especialmente en el comercio. El estudio también evalúa el posible impacto de un rediseño del impuesto que iguale la estructura tributaria entre tipos de bebidas y aumente las tarifas actuales. Debido a limitaciones de información, el análisis se enfoca únicamente en el sector manufacturero. Los resultados muestran que un aumento del impuesto podría generar una disminución de empleo en la producción de bebidas alcohólicas en el corto plazo. Sin embargo, al considerar la inversión del recaudo adicional en sectores como salud o educación, el efecto neto para la economía sería positivo: se generarían más empleos de los que se podrían perder, incluyendo oportunidades para absorber a quienes salgan del sector afectado. A esto se suman beneficios no cuantificados como la mejora en salud, el aumento de la expectativa de vida, la productividad laboral, y el incremento en el ingreso disponible de los hogares para otros bienes y servicios.

Otra preocupación habitual es cómo se verían afectadas las rentas departamentales. Los impuestos al alcohol son rentas cedidas, lo que significa que su administración y fiscalización recaen en los departamentos. Pero como se señaló previamente, el peso relativo de estos impuestos dentro del ingreso departamental ha disminuido. El estudio de PROESA también señala que la renta por monopolio, que obtienen algunos departamentos por controlar la producción y comercialización de licores, ha crecido en participación, e incluso hay gobernaciones que han optado recientemente por activar este mecanismo de financiación. Si bien esta fuente podría verse afectada por una disminución en el consumo, los recaudos adicionales provenientes del impuesto al consumo compensarían esa pérdida. A nivel nacional, el efecto neto sería un aumento en los ingresos fiscales.

En conjunto, los dos estudios de PROESA ofrecen evidencia independiente y libre de conflicto de interés que sustenta la necesidad de avanzar hacia un rediseño de los impuestos a las bebidas alcohólicas orientado por criterios de salud pública y justicia fiscal. Los resultados muestran que muchos de los argumentos usados para oponerse a esta medida no tienen sustento empírico. Reformar estos impuestos no significa perder empleo ni desfinanciar a los departamentos. Por el contrario, puede traducirse en más salud, más recursos y una economía más dinámica.

El gobierno nacional, de la mano de la academia y con respaldo de la sociedad civil, debería intensificar sus esfuerzos por implementar una política fiscal que contribuya a disminuir el consumo nocivo de alcohol. Solo así podremos prevenir muchos de los daños que hoy padecemos y, al mismo tiempo, contar con recursos sostenibles para enfrentar los desafíos sociales y económicos del país.

 

 

Preocupación en Colombia: desde los 13 años se inicia el consumo de alcohol, una amenaza creciente para el desarrollo individual y colectivo

 
Tim Stockwell, Instituto Canadiense para la Investigación del Uso de Sustancias, Universidad de Victoria
  • El consumo de alcohol comienza en promedio a los 13 años en Colombia o incluso antes, una etapa clave del desarrollo cerebral, según el Ministerio de Salud y Protección Social y el Estudio Nacional de Consumo en Población Escolar (2022).
  • El alcohol es el principal factor de riesgo de muerte prematura en personas de 15 a 49 años, asociado a más de 200 enfermedades, entre ellas lesiones, cáncer y problemas cardíacos. Está vinculado a cerca de 000 muertes anuales en el país y en las Américas supera en un 40 % el promedio mundial.
  • La problemática global del alcohol no solo afecta a quienes lo consumen sino también al entorno, que se refleja en el aumento del riesgo de accidentes, violencia, baja productividad, impacto ambiental y pérdidas económicas en las familias y en la sociedad.
  • La iniciativa SAFER, de la Organización Mundial de la Salud, propone cinco intervenciones costo-efectivas para proteger a la población a través de la prevención de los daños del alcohol, entre ellas, restringir la publicidad, aumentar impuestos y mejorar el acceso a tratamientos.

El Ministerio de Salud y Protección Social dio a conocer preocupantes cifras sobre el consumo de alcohol en Colombia durante el Foro Internacional Prevención de los daños del alcohol en el marco de la iniciativa SAFER, realizado en Bogotá este mes de noviembre. El evento fue organizado por la Organización Panamericana de la Salud – Colombia, la Fundación Anáas y Movendi internacional, con el apoyo de socios nacionales como el Ministerio de Salud y Protección Social, Red Papaz, el Instituto Nacional de Cancerología y el Centro de Estudios en Protección Social y Economía de la Salud – PROESA, en el marco del proyecto RESET Alcohol Colombia.

Según el viceministro de Salud Pública y Prestación de Servicios, Dr. Jaime Urrego, el consumo de alcohol en el país comienza, en promedio, a los 13 años, una etapa crítica en la que el cerebro aún está en desarrollo. Los niños, niñas y adolescentes son la población más vulnerable ante las tácticas publicitarias de la industria de bebidas alcohólicas que buscan captar nuevos clientes para sus productos.

En Colombia, cada año mueren aproximadamente 10.000 personas debido al consumo de alcohol, según datos de la Organización Mundial de la Salud – OMS y el DANE. Además, el 54,6% de la población entre los 12 y 65 años reportó haber consumido bebidas alcohólicas en el último año[1]. Estas cifras son especialmente preocupantes en un país donde el acceso al alcohol es fácil y asequible. Por ejemplo, con un salario mínimo, se pueden comprar hasta 236 litros de cerveza[2], lo que facilita el consumo excesivo.

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[1] NCD Alliance Global Alcohol Policy Alliance Healthy Latin America Coalition Health Caribbean
Coalition. (2020). https://ncdalliance.org/taxonomy/term/1027
[2]  Norman Maldonado, Juan Camilo Herrera, Blanca Llorente, Alejandro Marín (2023). Impuestos a Bebidas Alcohólicas en Colombia. Políticas en Breve No. 10. PROESA - Centro de Investigación en Protección Social y Economía de la Salud, Universidad Icesi. ISSN 2256-4063 (en línea). DOI: 10.18046/EUI/ProPB10. Disponible en: https://repository.icesi.edu.co/biblioteca_digital/bitstream/10906/108033/3/maldonado_impuestos_bebidas_2023.pdf

 

Según el Centro de Estudios en Protección Social y Economía de la Salud – PROESA, señala que en Colombia se consumen 4 litros de alcohol puro al año por persona mayor de 15 años, un nivel más alto que el de varios países de la región y el 95% de este consumo se concentra en la cerveza, cuyo precio es cada vez más asequible para la población hasta el punto de evidenciarse que es más económica una lata de cerveza que una bolsa de leche.

Un problema de salud pública y desarrollo en aumento

El alcohol es el producto tóxico, cancerígeno y psicoactivo que afecta a más personas en el mundo[3] . Es el principal factor de riesgo de muerte prematura y discapacidad en personas de 15 a 49 años[4] . Más de 200 enfermedades están asociadas a su consumo, incluyendo diversos tipos de cáncer, hipertensión, enfermedades cardíacas graves, traumatismos, enfermedades digestivas, infecciosas y enfermedades mentales[5] . La representante de la OPS en Colombia, Gina Tambini, destacó que en las Américas, cada 10 segundos muere una persona debido al alcohol, un consumo que es 40 % superior al promedio mundial.

Ningún nivel de consumo de alcohol es seguro para la salud; por el contrario, incluso cantidades pequeñas pueden causar daño

Expertos internacionales que participaron en el Foro SAFER, como Tim Stockwell, director del Instituto Canadiense de Investigación sobre el Uso de Sustancias, desmintieron las afirmaciones de la industria que sugieren que el consumo moderado tiene beneficios para la salud. «Cualquier nivel de consumo de alcohol puede tener efectos negativos significativos, como aumentar el riesgo de cáncer de mama, esófago y cabeza y cuello», destacó Stockwell.

La exposición de niños y jóvenes al alcohol

La publicidad de las bebidas alcohólicas desempeña un papel crucial. Maik Dünnbier, invitado al Foro SAFER, director de estrategia de Movendi International, organización experta en prevención de daños del alcohol en el mundo, explicó que la exposición a las campañas de las bebidas alcohólicas acelera el inicio temprano del consumo y fomenta patrones de alto riesgo en jóvenes como trastornos por consumo de alcohol en la adultez, aumentar el riesgo de accidentes, violencia, bajo rendimiento académico y embarazos no deseados. “La industria del alcohol dirige agresivamente su marketing hacia menores, garantizando así una base de consumidores fieles que sostenga sus ganancias, a pesar de los daños evidentes a la salud pública”, afirma.

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Universidad Icesi. ISSN 2256-4063 (en línea). DOI: 10.18046/EUI/ProPB10. Disponible en: https://repository.icesi.edu.co/biblioteca_digital/bitstream/10906/108033/3/maldonado_impuestos_bebidas_2023.pdf
[3] Movendi Internacional. (s.f.). Alcohol and cancer: https://movendi.ngo/the-issues/alcohol-facts/alcohol-cancer/
[4] Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME). (2024). GBD Results Tool. Recuperado de https://vizhub.healthdata.org/gbd-results/
[5] World Health Organization. Global status report on alcohol and health and treatment of substance use disorders, Ginebra: Organización Mundial de la Salud; 2024, Disponible en: https://iris.who.int/bitstream/handle/10665/377960/9789240096745-eng.pdf?sequence=1 [Internet].

 

Una solución: la iniciativa SAFER[6]

La Organización Mundial de la Salud – OMS propone cinco intervenciones costo-efectivas para prevenir los daños relacionados con el alcohol, conocidas como SAFER. Estas estrategias de prevención enfatizan la protección de las políticas de salud pública frente a la interferencia de la industria del alcohol, además destacan la importancia de contar con un sistema de vigilancia robusto y sostenible que garantice la rendición de cuentas y el monitoreo de las siguientes intervenciones:

  1. Restringir la disponibilidad de alcohol.
  2. Aplicar y hacer cumplir las leyes contra la conducción bajo los efectos del alcohol.
  3. Ampliar el acceso a tamizajes, intervenciones breves y tratamientos.
  4. Prohibir o restringir la publicidad y el patrocinio de alcohol.
  5. Aumentar los impuestos y precios a las bebidas alcohólicas.

El Dr. Guillermo Paraje, economista chileno de la Universidad de Cambridge, destacó que aumentar los impuestos al alcohol salva vidas, reduce costos en salud pública y frena el inicio del consumo en niños y adolescentes. “El incremento del precio, derivado de un mayor impuesto, tiene un efecto sustancial en la probabilidad de que niños y niñas comiencen a consumir alcohol o retrasen el inicio”, asegura.  El Ministerio de Salud y Protección Social señaló que esta medida podría evitar 1.700 muertes en Colombia tan solo en el primer año.

RESET, un compromiso por la salud, el desarrollo individual y colectivo de los colombianos

Este año, Colombia se suma a la iniciativa global RESET, liderada por organizaciones como el Ministerio de Salud y Protección Social, la Fundación Anáas, Red Papaz, el Instituto Nacional de Cancerología y PROESA, con el respaldo de la OPS/OMS. RESET busca promover políticas públicas efectivas basadas en evidencia científica para proteger especialmente a niños, adolescentes y jóvenes de los daños del alcohol.

  

 

Más información para medios de comunicación:

Agencia Shakti Comunicaciones
Claudia Marcela González / Cel. 315 6713469
direccion@shakticomunicaciones.com

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[6] Organización Panamericana de la Salud, Paquete técnico SAFER: https://iris.paho.org/bitstream/handle/10665.2/51867/9879275321959_spa.pdf?sequence=5&isAllowed=y

Repositorio: PRESS KIT

Impuesto al alcohol en Colombia: urge una modificación

Por:

Guillermo Paraje, Ph.D en Economía de la Universidad de Cambridge, Reino Unido.

No hay consumo de alcohol saludable. Contrariamente a lo que, por años, la industria del alcohol intentó instalar en la opinión pública, la evidencia científica muestra que todo consumo de alcohol tiene amplios efectos negativos sobre la salud. Se ha establecido que está directamente relacionado con la demencia (1) con numerosos tipos de cánceres (2) y con enfermedades cardiovasculares (3). La cantidad de evidencia al respecto es abrumadora.

Partiendo de las fracciones atribuibles a alcohol publicadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el 2019 en Colombia, y con base en las muertes reportadas en el país por el DANE, en Colombia mueren anualmente alrededor de 10 mil personas a causa del consumo de alcohol. Según el estudio global de carga de enfermedad de la Universidad de Washington, esta es la principal causa de muerte entre los hombres de 15-49 años y la segunda en la población total de este rango de edad.

En Colombia una de cada dos personas consume alcohol al menos una vez al año, y el promedio de consumo es de 11,7 litros de alcohol puro entre quienes beben (el equivalente a unos 220 litros de cerveza). Naturalmente, ese consumo no se reparte de manera pareja a lo largo del tiempo, sino que se concentra en pocos días (y hasta horas).

En estudios realizados en países comparables a Colombia (Chile, por ejemplo), se ha encontrado que el costo social del consumo de alcohol (que incluye gastos directos para atender enfermedades causadas por el alcohol, muertes prematuras, costo de la violencia generada, etc.) equivale a cerca del 2% del PIB, siete veces más de lo que Colombia invierte en, por ejemplo, Investigación y Desarrollo.

Una de las herramientas más costo-efectiva para reducir el consumo de alcohol es el impuesto. Aumentar el impuesto al alcohol salva vidas, ahorra recursos y produce una asignación económica más eficiente, lo que puede tener impacto en el crecimiento económico. El incremento del precio, por aumento del impuesto, tiene un efecto sustancial sobre la probabilidad de que niños y niñas comiencen a consumir alcohol o que retrasen ese inicio, lo que alteraría su patrón futuro de consumo (mientras más tarde empiecen, menos nocivo es el patrón de consumo). Se ha estimado a nivel global que un incremento del 10% en el precio del gramo de alcohol etílico (producto de un aumento impositivo, por ejemplo), reduciría la cantidad demandada en un 4-6%.

Es importante no sólo aumentar el impuesto sino que dicho impuesto tenga una estructura adecuada para lograr diversos objetivos deseables. El primer objetivo es que el precio del alcohol refleje los costos sociales de su consumo. Esto incluye los costos privados (de producción y distribución, por ejemplo), pero también aquéllos que involucran costos sobre terceros (por accidentes de tránsito, violencia, etc.), costos por pérdida de capital humano (por ejemplo, la educación en que la sociedad invirtió), costos por pérdida de productividad (por ausentismo), los costos en atenciones médicas relacionadas al consumo de alcohol, etc.

Dado lo anterior, si lo que causa el perjuicio social es la cantidad de alcohol etílico que se consume (que es lo que, finalmente, causa la intoxicación de lo que se derivan los costos sociales), lo que se debe gravar es la cantidad de alcohol etílico contenida en la bebida. Y para ello se necesita un impuesto específico por gramo de alcohol etílico (cada 100 ml o unidad equivalente). Esto causa, a priori, dos cosas: 1) que el precio relativo de las bebidas con menor graduación alcohólica baja respecto de las que tienen mayor alcohol, por lo que tienden a ser elegidas por los consumidores; 2) que los productores tienden a reformular sus productos para bajar el contenido de alcohol y pagar menos impuestos. En todo caso, un impuesto como este baja el consumo de alcohol en la población.

El segundo objetivo es que la recaudación del impuesto sea simple, barata y eficiente. Si el impuesto es ad-valorem, es decir, un porcentaje del precio del producto, este debería cobrarse sobre el precio final, para garantizar una mayor carga tributaria. Por otra parte, si es específico, debería ser cobrado a los productores pues la administración del recaudo sería más simple y eficiente, sin que se vea afectado el valor recaudado.

En el caso de Colombia, el impuesto a las bebidas alcohólicas no parece cumplir con ninguno de los objetivos planteados. Primero, es un impuesto que no tiene una lógica sanitaria ni económica ya que grava de manera diferente a productos que pueden tener igual contenido de alcohol, y por tanto igual nivel de riesgo para la salud pública.

Por ejemplo, el contenido de alcohol en vinos se grava a una menor tasa que en los aguardientes; además, la tasa del impuesto ad valorem también es diferencial, favoreciendo a los vinos. ¿Es razonable creer que producen un daño diferente? Segundo, es una estructura impositiva compleja, que mezcla impuestos específicos (una cierta cantidad de pesos colombianos por grado alcohólico) con impuestos ad-valorem (un porcentaje del precio). Estos últimos “castigan” el valor de lo que se compra antes de su graduación alcohólica, de forma de que una bebida con menor graduación alcohólica podría terminar con una carga impositiva mayor a otra con más alcohol. Adicionalmente, aumenta el costo de recaudar los impuestos y de fiscalizar su pago.

Colombia necesita mejorar su sistema tributario respecto del impuesto al alcohol. Debe ser simplificado y racionalizado. Los beneficios de ello serán de manera inmediata una mayor recaudación y, lo que es más importante, una mejor salud para la población, con el impacto que esto tendría en gastos sanitarios y bienestar social.

 

Sobre Guillermo Paraje: es Ph.D en Economía de la Universidad de Cambridge, Reino Unido.

Profesor titular de la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez (Chile). Ha sido consultor de la Organización Mundial de la Salud, Banco Mundial, PNUD, UNICEF, CEPAL, Banco Interamericano de Desarrollo, entre otros. Es investigador en economía de la salud (equidad en salud, sistemas de salud, políticas económicas para el control de enfermedades no transmisibles) en países en desarrollo.

En 2018 la Organización Mundial de la Salud, región de las Américas le otorgó el Premio Día Mundial sin Tabaco por sus contribuciones a la economía del control del tabaco. Es un Miembro Internacional Distinguido del Comité Consultivo de Evaluación Global del Programa de Investigación Global en Alimentación de la Universidad de North Carolina (Chapel Hill).

¡Lo que dice la ciencia!

Nombre del articulo Enlace / Institución
Alcohol Organización Mundial de la Salud
Alcohol Organización Panamericana de la salud
Alcohol Instituto Nacional contra el abuso del alcohol y el Alcoholismo Estados Unidos
Enfermedades no transmisibles Alianza Mundial para la Enfermedades no transmisibles
750 000 casos de cáncer en el mundo por consumo de alcohol en 2020 Instituto Nacional Del Cáncer Estados Unidos
El alcohol y el cáncer Centro para el control y prevención de enfermedades CDC
Alcohol y riesgo de cáncer Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos
Alcohol and Cancer: the American Society of Clinical Oncology National Library of Medicine:  Pub Med
Efectos del alcohol en sobrevivientes del cáncer Movendi International
6 Reasons Why New WHO Comment on Health and Cancer Risks From Low Dose Alcohol Movendi International
Relación entre el consumo de alcohol y el cáncer Universidad de Salamanca
Tabaco, alcohol y su efecto sobre el riesgo de desarrollar cáncer Revista Chilena de pediatría
Efecto del alcohol y sus metabolitos en el cáncer de pulmón Revista de Medicina Clinica
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